lunes, 10 de octubre de 2011

La ayuda que muchas necesitan

Escondida entre las angostas calles de la delegación Cuajimalpa rumbo a Toluca, se encuentra un edificio color naranja, con zaguanes abiertos en los que se refugian las esperanzas y sueños de adolescentes. Esas niñas que por circunstancias del destino han tenido que abandonar las muñecas, los juegos, su infancia, para dedicarse a la difí­cil tarea de ser madres en una sociedad donde el embarazo adolescente es un tema que se trata de ocultar por la falta de información que advierta del peligro y la situación que se vive dí­a a dí­a en la Ciudad de México, sin que nadie se preocupe por ellas y sus hijos.
Según datos del Consejo Estatal de la Mujer y el Bienestar Social en el Estado de México (junio 2007), en los últimos años, pese a las campañas promovidas y la educación sexual, las edades en que se produce la gestación en menores ha disminuido, incluso se han presentado reportes de niñas de 10 años ya embarazadas, la mayorí­a por abuso sexual. Dichos datos sólo contemplan lo referente a los casos denunciados, pero si se toma en cuenta que únicamente entre un 15 y 30% de los delitos salen a la luz, la cifra puede ser mucho mayor. Una de las razones para ese “mutismo” se debe a que los mismos familiares y gente de confianza son quienes perpetran ese tipo de abusos en las infantes.
El paso de la niñez a la adolescencia es una etapa llena de conflictos, más en la mente de una pequeña que tras sobrellevar un trauma así­, habrá de enfrentarse a cambios para los que su cuerpo y mente aún no están preparados. En el caso de niñas en situación de calle, la vida sexual comienza desde los siete años. Un 90% de ellas es abusada sexualmente, por lo que antes de cumplir los 13 años ya habrán tenido al menos un embarazo o al menos algún aborto.
Este comportamiento se vuelve un cí­rculo vicioso en el que tanto madre como hijo estarán probablemente atrapados de por vida, ya que en nuestro paí­s son contadas las instituciones que se encargan de casos como éste, y que cuenten con el personal y las instalaciones adecuadas para proveer de ayuda a ese sector tan doblemente vulnerable, por ser infantes y ser mujeres.

La Fundación Dar y Amar (DAYA) es una de las pocas que se encargan exclusivamente de niñas y adolescentes madres o embarazadas, con el propósito de brindarles alojamiento, comida, servicios médicos y terapia psicológica, bajo la premisa de que ayudar a una chica, es ayudar a una familia entera.

1 comentario:

  1. Es muy importante que las adolescentes busquen la ayuda que necesitan para poder salir a delante, para que tanto ellas como sus hijos puedan estar bien y tener una buena salud, y recurrir a las fundaciones que prestan esta ayuda es una muy buena opción.

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